El veterano inspector de policía contemplaba el singular escenario del crimen.
—Y bien, sargento—interpeló a su joven ayudante— ¿Cómo piensa que pudo ocurrir todo?
—Ah, pues, visto lo visto…sólo se me ocurre una explicación. El asesino entró por la chimenea como Papá Noel, sorprendió al anciano campesino, lo mató y lo metió en el arcón. A continuación, cerró la tapa, arrimó el armario aparador, colocó encima la pesada cómoda y dispuso a su alrededor, en el suelo, media docena de robustas sillas. Antes de marcharse, se tomó la molestia de mover una mesa, de al menos dos quintales, hasta colocarla bloqueando la única puerta de acceso a la estancia, que se encontraba atrancada por dentro al igual que los dos ventanales. Una vez finalizada su fatigosa empresa, huyó por donde había llegado y se largó surcando los cielos.
—Muy ingenioso, sargento, muy ingenioso—el inspector remedó un burlón aplauso admirativo—debería dedicarse a escribir guiones para el cine.
—¿Acaso tiene usted una explicación mejor? —replicó el aludido, abarcando con un gesto la totalidad de la amplia estancia.
Ambos se hallaban en el salón principal de una casona rural, que hacía las veces de comedor y sala de estar.
Las voluminosas piezas del mobiliario, fabricadas en castaño, habían recuperado su disposición habitual. La mesa de robustas patas torneadas, flanqueada por media docena de sillas a juego, ocupaba el centro de la habitación bajo la pesada araña de bronce. El oscuro armario aparador hallábase apostado entre los dos ventanales. La cómoda, provista de cajones con tiradores dorados, reposaba al lado de la chimenea. A su diestra, el arcón, artísticamente labrado, libre al fin de su macabro huésped, había recuperado su digna y sólida compostura.
—La verdad es que no—contestó al fin el veterano poli—Es una lástima que los únicos testigos no puedan hablar porque tienen pinta de saber muchas cosas.
—¿A qué testigos se refiere, jefe? —inquirió su sorprendido compañero.
—A los muebles, por supuesto—proyectó un arco rotatorio con su diestra, como un torero dibujando una “media verónica”—Fíjese. Son diez ejemplares magníficos. El hijo de la víctima me contó que su difunto padre los había encargado hacía cosa de medio año.
—¿Sólo medio año? Parecen mucho más viejos.
—Puro artificio, amigo, nada como la química para acelerar el paso del tiempo.
—Ya veo ya…y parecen fabricados en buena madera… ¿nogal? … ¿roble, quizás? —aventuró el sargento.
—No, castaño—replicó el inspector. —Al parecer, el viejo taló para tal fin el árbol que él mismo había plantado noventa años atrás.
— ¿Cuántos años tenía entonces nuestro hombre?
—Según su hijo, cumplió los noventa y siete el mes pasado.
—Ese cascarrabias nació en buena Luna—se asombró el sargento.
—Por lo visto, el día de su sexto cumpleaños—continuó el inspector—enterró una castaña en el huerto que hay detrás de la casona. El fértil y abonado terreno hizo posible que el árbol creciera con extraordinaria rapidez, adquiriendo tales dimensiones en altura y grosor que más que nueve décadas parecía contar con varios siglos de existencia.
“Según me contó la hija mayor del finado, el viejo parecía sentir una curiosa y acusada animadversión hacia el castaño. Siempre se estaba quejando de que le quitaba el sol a la casa. Solía comentar que tenerlo ahí al lado era como vivir a las puertas del cementerio, porque el día menos pensado un golpe de viento acabaría por abatirlo sobre la vetusta edificación.
“Así que, el hombre, guiado por su delirante obsesión arboricida, acostumbraba a someter al paciente castaño a periódicas y salvajes podas.
“Pero el árbol, cual singular Ave Fénix, resurgía una y otra vez con arrolladora pujanza y se regeneraba con asombrosa rapidez. Por cada rama seccionada, del anillado muñón brotaba una docena que, tras desarrollarse en un tiempo récord, acrecentaban de forma notable la frondosidad del árbol y así, para desesperación de su enemigo confeso, los veranos seguían siendo sombríos, como su humor, y en los vendavales de otoño continuaba escuchando el susurro de los muertos.
“Tal día como hoy, hace exactamente un año, el anciano contrató una partida de expertos maderistas a los cuales dio indicaciones precisas para que talasen el castaño casi a ras del terreno. No contento con eso, temiendo que incluso así consiguiera brotar de nuevo, hizo arrancar el tocón con una pala excavadora. Sólo entonces, contemplando el descomunal árbol abatido y la colosal maraña de raíces desenterrada y expuesta al escarnio público, el hombre descansó satisfecho, convencido de haber terminado, al fin, con su vital enemigo.
A continuación, llamó al carpintero del pueblo y le hizo el encargo que mantuvo el taller ocupado a tiempo completo durante varios meses.
—Eh, voilá, —concluyó, al fin, el inspector su larga disertación— aquí tenemos los resultados.
—Caramba—exclamó el sargento, cautivado por la sorprendente historia, —pues, al final, el castaño no cayó sobre la casona, pero consiguió entrar en ella, aunque fuera por partes, como diría el bueno de Jack.
—Una observación muy original, sargento, sin duda tiene usted madera de escritor. Bueno, entonces…—el inspector alzó la voz y les habló a los vegetales inquilinos de la estancia —¿Ninguno de vosotros va a contarme nada…?
Como obedeciendo un antiguo pacto de familia, los diez muebles de castaño macizo permanecieron impasibles y silenciosos.
¡Qué alegría volver a leerte por aquí, Paco! Extrañaba tus estupendas historias, y por supuesto, ésta no lo es menos. ¿No habrá quedado una mínima raíz como para volver a crecer? El carpintero, ¿habrá guardado algo como para hacer el ataúd de ese viejo arboricida?
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Juana. Yo también me alegro de encontrarte de nuevo.Me gusta la idea del ataúd, desde luego se lo tenía merecido. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarUn artículo publicado recientemente por la Universidad de Toronto, ha constatado que los árboles son sabios abuelos que tienen memoria, sienten lo que pasa a su alrededor y por ello crecen de una manera distinta...quizás este castaño guardase algún "pequeño resentimiento" hacia el pobre ancianito...
ResponderEliminarMuy bueno Paco...
Hola, Baile. Yo siempre los he visto como seres vivos que sienten y recuerdan. Por eso me apena cuando es talado algún ejemplar centenario. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarHola, Paco. Me lo he pasado fenomenal. Relato intrigante, divertido y con el final que te deja diciendo: pero bueno ¿y el asesino? ¿se lo han comido los muebles por inquina manifiesta y continuada como apunta el inspector? Yo creo que al final el viejo decidió terminar en paz con su roble y se metió él, no me digas cómo, porque, en realidad, es lo que menos importa del relato.
ResponderEliminarFelicidades. Un abrazo.
Hola, Isan. Aunque de forma sutil, en la historia se revela, o se insinúa, quien es el asesino, mejor dicho, los "asesinos". Sólo tienes que echarle un poco de imaginación, que seguro te sobra. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarRencorosillo el castaño, por lo que parece... Muy buen relato, Paco. Una intriga convertida en acertijo con pinceladas de humor y muy bien ambientada. Me ha encantado. Felicidades.
ResponderEliminarHola, Marta.La verdad es que tenía suficientes motivos para sentir rencor y llevar a cabo una venganza postmortem. Muchas gracias por tu comentario.
EliminarHola Paco. Me alegra un montonazo volver a leerte.
ResponderEliminarEl castaño como absoluto protagonista de tu historia, con venganza incluida. El ausente presente.
En un solo párrafo, has aprovechado la contestación del sargento a su ayudante para informarnos de la situación. Fuera del diálogo el narrador describe la estancia y la circunstancia anterior del arcón.
También diferencias las distintas personalidades de ambos polis. La madurez de uno, la juventud y sentido del humor del otro, y eso es de escritor, Paco (lo que eres)
P.D. Te has olvidado de cerrar las comillas en cada párrafo, despistao.
Y nada más, que como siempre, nos ofreces un relato que se lee de corrido y con la firma Castelao cien por cien.
Un fuerte abrazo, Paco, cuídate mucho.
Hola, Isabel. A mí también me alegra mucho volver a leer tus talentosos relatos y tus motivadores comentarios.
EliminarSerían dos los protagonistas, el castaño y el viejo, ausentes los dos, aunque el castaño reaparece al final convertido en muebles.
Me gusta eso de la firma Castelao 100X100, suena bien.
Lo dicho, Isabel, Muchas gracias por tu estimulante comentario. Un abrazo, amiga canaria.
Un argumento original e ingenioso, como lo es también el desarrollo de esta historia "criminal" con todos los elementos del género policiaco, pero adaptados a una divertida comedia surrealista o del absurdo.
ResponderEliminarDiálogos espontáneos y divertidos donde además las descripciones tienen una importante relevancia para la visualización y el aumento del ritmo.
Me ha gustado mucho el tono de fina ironía con el que narras tu fantástica parodia policiaca y especialmente significativo en su desenlace.
¡Enhorabuena, Paco! como en otras ocasiones, también en esta, te espera un puesto en el pódium.
Un abrazo.
Hola, Estrellla. Creo que has hecho un resumen bastante completo de la historia, tocando todos los puntos esenciales. Policíaca y surrealista son adjetivos que la definen bien.
EliminarMuchas gracias por tu exhaustivo comentario. Un abrazo.
Hola,
ResponderEliminarSoy nueva por estos lares así que no te había leído nunca. Me ha parecido un relato sobresaliente relatado con un fino sentido del humor que nos lleva a degustarlo de carrerilla. Dinámico, ingenioso y al mismo tiempo entrañable. ¡Buena suerte!
Hola, Matilde. Celebro verte por aquí por primera vez. Tu relato me gustó bastante. Muchas gracias por tus generosos elogios. Un abrazo.
EliminarHola, Paco! Soy Beri. Magnífico tu relato, como nos tienes acostumbrados. La narración es muy ágil y entretenida, con esos diálogos tan amenos entre el inspector y el sargento. En la historia no irrumpe en ningún momento el elemento fantástico de manera explícita, pero el devenir de las reflexiones del inspector sobre lo que le han contado sobre el odio/manía que le tenía el abuelo al castaño hace que, poco a poco, vaya surgiendo el horror en nuestra mente. Un horror ciertamente sobrenatural. Enhorabuena y suerte en El Tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Beri. Me gusta el resumen que has hecho, creo que has captado muy bien la esencia del relato, con esa transición de lo natural a lo sobrenatural. Siempre prefiero insinuar y sugerir antes que mostrar, para que la imaginación del lector haga el resto.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Siempre es un placer leerte, Paco. Un relato bien narrado; tienes buena madera para escribir, robusto como el castaño protagonista de esta original historia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Carmen. Me gustan las metáfora de la madera y la comparación con la robustez del castaño que hilan muy bien con el argumento.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Magnïfico título para un magnífico relato. Muchas gracias, maestro y haya salud.
ResponderEliminarHola, Javier. Creo que un buen título ayuda mucho a al conjunto del relato. Debe captar la esencia de la historia, sin revelar, claro está, el desenlace. Celebro que lo hayas visto así. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarCon la excusa del asesinato, un entretenido relato asoma sus orejas en tu historia. El final sutilmente nos hace dudar si los muebles son culpables o no. Los diálogos muy dinámicos y divertidos. Me ha gustado tu relato Paco.
ResponderEliminarSuerte en el Tintero de Oro.
Gracias, Paco, por participar con este relato en el homenaje a Daphne du Maurier y su Rebeca. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias a tí, David, por este fantástico y maravilloso invento. Un abrazo.
EliminarEn los cuentos de Tolkien tambien nos narran que los arboles guardan cierto odio y rencor no solo a los hombres sino a toda creatura que anda en dos pies. Esa rivalidad entre el arbol y el anciano, fue de por vida, si yo fuera el hijo, mandaria a quemar esos muebles por ser de mala madera.
ResponderEliminarHola, Hugo. Sobrados motivos tienen para odiar al ser humano. El castaño se merecía terminar viviendo en la casona aunque fuera convertido en muebles, y la culpa de la rivalidad no era suya, en ningún caso.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Hola, Paco. Divertidísima historia nos has traído. Comienza como un policial pero se deriva hacia una situación de lo más surrealista. ¿No brotará algún cajón? Un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola, Mirna. Celebro que te divirtiera mi relato. Lo del cajón lo dejaré para la segunda parte. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarFabulous blog
ResponderEliminarPlease read my post
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarInteresantes y logrados diálogos que dan mucho dinamismo al relato.Me ha enganchado lo intrigante y divertido.
Mucha suerte en el concurso.
Un saludo.
Hola, Yessi. Sí, un relato con diálogos cortos siempre resulta más ágil y fácil de seguir. Celebro que funcionara el gancho. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarHe llegado al final pensando incluso que los muebles se pondrían a parlotear confesando el asesinato del viejo arboricida. El ojo por ojo y rama por rama se ha quedado en un supuesto ajuste de cuentas.
ResponderEliminarOriginal al 100%
Un abrazo, compañero.
Hola, Francisco. Si los muebles llegan a confesar ya sería demasiado surrealismo, por eso permanecen silenciosos. Me gusta lo de "ojo por ojo y rama por rama" como original versión de la ley del Talión.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
La historia muy entretenida con esos toques de humor entre el inspector y el sargento. La buena madera del castaño dio para hacer unos muebles que se presumen recios y pesados. Son testigo de lo pasado en la estancia. Qué mueble antiguo no tiene historias que contar si ellos hablara de sus dueños. Yo tengo un comedor muy parecido a lo que se describe y guardan muchos enseres y secretos de familia, tanto como de quien lo hizo y lo talló. Me ha encantado el relato como todo lo que he podido leer de lo que escribes.Tiene pódium seguro. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Mamen. Ciertamente, que la madera de castaño es de las mejores para fabricar muebles, y más si es árbol casi centenario. En este caso, si los muebles hablaran, igual terminaban por confesar su determinante intervención en la muerte del viejo. Por eso, prefieren guardar silencio.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Magnífica historia encerrada en un "caso". De puro magnífica todos nos olvidamos de él y quedamos hurgando soluciones a la misteriosa inquina del viejo... y aplaudiéndote.
ResponderEliminarHola, beba. Celebro que te gustara mi relato. En efecto es una historia encerrada en un caso, con un estrecha relación de causa-consecuencia.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Cuánto he disfrutado de esta originalísima y fantástica historia (fantástica en todos los sentidos de la palabra). La he leído de corrido, pues la fluidez y naturalidad de tu narrativa invita a seguir ágilmente el desarrollo de los acontecimientos. Me ha encantado, de veras. Y, además, nos dejas con un curioso interrogante final, je,je.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte en el Tintero.
Hola, Josep. Siempre trato de crear historias originales y más o menos fantásticas, combinando lo real con lo sobrenatural. Celebro que hayas disfrutado la lectura, ese es mi objetivo cuando escribo. Es un final abierto y también cerrado, depende de la imaginación que le eches.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Vaya Paco, has mezclado dos géneros en este relato, que son de mi agrado creando una historia policiaca con toques fantásticos. Es obvio, elemental no pega aquí, que ha sido de mi gusto y hasta he encontrado una solución alternativa que resolvería el enigma exculpando al pobre Castaño.
ResponderEliminarSaludos y suerte Paco 🖐🏻
Hola, JM. Parece que tenemos parecidos gustos literarios en cuanto a géneros se refiere. Me gustaría conocer esa solución alternativa, y a los dos policías seguro que también. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
EliminarHola Paco, lo dicho no era farol y si tenía preparada la resolución de tan misterioso caso. He estado esperando que pasara el plazo del concurso para lanzar mi teoría de los hechos, al final me ha dado para una entrada que continúa la tuya. Espero no te moleste, aunque dicen que segundas partes no fueron buenas, y la veas como un posible final.
EliminarTe paso el enlace: https://jmvanjav.wordpress.com/2020/12/26/re-los-anillos-de-la-memoria-by-paco-castelao/
Tu relato me ha gustado muchísimo, hay mucho ingenio y buen oficio al contar, de forma amena la historia, dejando que el lector resuelva el misterio gracias a las pistas que das. El toque de humor se agradece. Excelente!
ResponderEliminarHola, Ana. Celebro que te gustara mi relato, muy agradecido por tus elogios. Es la hora de escribir, a veces, prefiero insinuar antes que mostrar claramente para que el lector, lectora, en tu caso, se implique en la historia y ponga a trabajar sus neuronas.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Imaginación no te falta Paco, la venganza de un roble que una vez troceado en muebles, urde un asesinato perfecto contra su verdugo. LA idea de que ciertos objetos inanimados cobren voluntad propia ha sido ampliamente desarrollada, pero en este caso lleva tu sello propio, tanto que te gusta además escribir sobre tu tierra y la naturaleza. Enhorabuena y mucha suerte, aunque tus escritos son siempre un valor seguro. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Jorge. En realidad, era un castaño, pero para el caso es lo mismo. Sin duda, como tu dices, es el asesinato perfecto; difícil resultará demostrar la identidad de los asesinos.
EliminarStephend King, uno de mis escritores preferidos, es un consumado especialista en dotar de vida a los objetos cotidianos. En los cuentos clásicos es un recurso de lo más habitual.
Muchas gracias por tu elogioso comentario. Un abrazo.
¡Qué buen relato! Siempre logras sorprenderme, Paco. Me gusta la trama, la idea del relato, el estilo, el ritmo, el suspense, la tensión... y, como todo gran relato, el final. Impactante final con esas dos líneas tan herméticas que dejan al lector cavilando por lo que sugieren: la terrible venganza de la Naturaleza. ¡Qué habilidad literaria la tuya para la sugerencia!
ResponderEliminarQué más puedo decirte, que merece la pena andar por este universo de El tintero solo por leerte.
Hola, María Pilar. Pues no sabes lo que me alegro porque te gusten todos los elementos del relato, que tan exhaustivamente enumeras en tu introducción. En efecto, esas dos líneas buscan que el lector "cavile" sobre la idea que ya se venía insinuando desde el principio.
EliminarMuchas gracias por tu elogioso y estimulante comentario. Yo te diría que también merece la pena para leer comentarios como los tuyos. Un abrazo.
Humor, intriga, fantasía, rencor, hacen de este relato algo especial. Me gusta, porque el asesino no es el típico de siempre. Muy buen trabajo,¡ suerte!
ResponderEliminarHola, RR. En pocas palabras has sabido resumir la esencia del relato. Celebro que lo veas como especial y original.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Muy bueno el relato Paco, urdiste una trama muy original, la teoría del joven policía es muy graciosa, y por lo que se deduce la única posible.
ResponderEliminarEsos muebles de castaño son los únicos testigos y por lo que se sabe de momento no hablan. Como se suele decir " si las piedras hablaran ... cuantas cosas nos contarían"
Mucha imaginación le echaste a la hora de escribir este texto.
Un abrazo y suerte
Puri
Hola,Puri. Ciertamente, si lo muebles hablaran, tendrían que confesar su decisiva intervención en la muerte del viejo, aunque es dudoso que fueran creídos. Pero, como son inteligentes, prefieren guardan un prudente y pactado silencio en memoria de su "padre", el castaño.
EliminarMuchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
Hola, Paco. Excelente texto, como todos los que te he leído hasta ahora. El hecho de que sean personajes protagonistas un castaño y los muebles que se hicieron con él me ha hecho viajar a tiempos pasados, pues mi padre fue ebanista y no se cansaba de hablarme de los diferentes tipos de madera, de sus texturas y durezas. Pero volviendo a tu relato, tiene la marca de la casa, con esa habilidad para describirnos cualquier situación con belleza, elegancia y estilo, aunque esto es repetitivo pues ya lo sabemos todos de sobra. Añadiré que todos los matices y detalles con que adornas el texto están colocados en su justo lugar, como siempre una vez más. ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarTe deseo mucha suerte en "El Tintero", compañero, y te envío un fuerte abrazo.
Hola, Patxi. Pues celebro un montón que te gustara el relato y que te hiciera viajar en el tiempo hacia los viejos recuerdos familiares. Se ve que tu padre amaba su oficio y se esforzaba por trasmitirte sus conocimientos. Eso le honra, como ebanista y como padre.
EliminarSiempre es un placer leer tus extensos y elogiosos comentarios, conociendo tu talento como escritor.
Muchas gracias, amigo.
Vaya Paco. Voy a tener que empezar a tratar bien a mis cactus, por si acaso...
ResponderEliminarMuy buen relato, amigo, con una carga de misterio y fantasía muy lograda y equilibrada. Has tratado al viejo castaño como a un personaje más, capaz de vengarse de su asesino en un muy interesante caso de "habitación cerrada".
Te deseo lo mejor en el concurso. Un saludo.
Hola, Bruno. Acostumbro a combinar realidad y fantasía, buscando como tú dices un equilibrio razonable.
ResponderEliminarEn mis relatos los árboles acostumbran a tener un importante protagonismo, y en este, en efecto es la estrella de la historia junto al viejo, su Némesis vital.
Muchas gracias por tu elogioso comentario, y ENHORABUENA por tu último TINTERO de ORO. Un abrazo.
Nunca desprecies la sabiduría de un viejo árbol. Mucha suerte en el concurso, Paco. Un saludo.
ResponderEliminarHola,Bea. Es cierto que los viejos árboles son sabios porque han vivido mucho. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Paco, los anillos de la memoria, ay si hablaran, cuánto contarían, tanto como la del mismo viejo. Pena ese pavor que le tenía al pobre árbol ¡y con lo difícil que es de tumbar un castaño!, por mucho que lo creyera. Entretenida historia la que nos traes, compañero. Siempre me ha parecido sorprendente ese crecimiento de los árboles, dejando circulos y reflejando lo evidente: la diferencia entre los años, para que deduzcan lo ocurrido. Aquí hay una disposición de los muebles, y aún así tiene, creo que le van a tener que dar...vueltas al asunto. Un abrazo y aprovecho para desearte feliz navidad.
ResponderEliminarHola, Eme. Ciertamente, que esos anillos podrían contar muchas cosas. Muchas gracias por tu comentario. Feliz Navidad. Un abrazo.
EliminarMuy buen relato, Paco. Pese a que le haya tocado el papel del villano yo me quedo con el arbolito.
ResponderEliminarNo te deseo suerte porque ya la tienes, mira todos esos Tinteros!! Felicidades!
Y este es el único blog que tienes? lo pregunto por lo nuevo, y al parecer exclusivo para el concurso.
Un abrazo.
Hola, Carla. Está claro que en esta historia el bueno es el castaño. No, no tengo más blogs. Muchas gracias por tu comentario. Feliz Navidad. Un abrazo.
ResponderEliminarHe releído tu relato, Paco, y no te diré una cosa por otra. Es verdad, lo había entendido al revés entre las prisas de la fecha del concurso para votar y las fiestas, interpreté mal tu escrito. Vaya! con lo meticulosa que soy, qué sorpresa desagradable con mi comentario me he llevado por no leerlo bien!!
EliminarInsisto, me ha gustado tu relato, ya sabes además que me encanta tu forma de escribir..
Un abrazo, y gracias por tu aclaración.
Pasada la Navidad, que espero que hayas sido muy feliz, te deseo más alegría y felicidad para Año Nuevo y Reyes, junto a tus seres queridos.
Hola Paco, encantada de volver a leerte. El argumento es de lo más original, un genero negro un tanto peculiar. La deducción del sargento nos adentra en el realismo mágico. Me encanta esa insinuación que va en contra de las leyes de la naturaleza. El diálogo es excelente, nos dibuja dos personalidades bien marcadas que se contraponen.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo compañero
Hola, Araceli. Me alegro de que te gustara mi relato. Eso del "realismo mágico" suena muy bien, especialmente en estas fechas. Me gusta tu resumen de la historia. Feliz Navidad, Araceli. Un abrazo.
ResponderEliminarAh, y muchas gracias por tu elogioso comentario.
ResponderEliminarMãe passa a frente do s vosso s filhos do mundo inteiro e livramos desta pandemia em nome de vossos filho Jesus 👏👏👏
ResponderEliminarEnhorabuena también a ti, Paco, por tu estupendo cuarto puesto que podría estar tu relato perfectamente entre los tres primeros dado lo bien que escribes, amigo Paco.
ResponderEliminarSigue cuidándote y nos vemos prontito.
Muchas gracias, Isabel. Cuídate tú, también. Un abrazo.
Eliminar¡Hola, Paco!
ResponderEliminarEnhorabuena por tu cuarto puesto en la final del Tintero. Coincido con Isabel, tu relato era uno de los mejores y bien podría haber llegado al pódium.
Te agradezco mucho el detalle de felicitarme en mi blog.
Un fuerte abrazo y a cuidarte.
Muy buena pinta!! Aunque mi profesión me mantiene demasiado tiempo alejado de éste tipo de lectura, y por tanto sin ser entendido por aquello de zapatero a tus zapatos!! reconozco que tiene esa riqueza descriptiva y de destalles que engancha, el antídoto perfecto frente al estres a veces autoprovocado por afán de ganar tiempo al reloj o ..o de la instantaneidad del móvil, redes sociales, etc etc.
ResponderEliminarEnhorabuena Paco.
Hola,Fernando. Me alegro de que te haya gustado mi relato. Muchas gracias por la lectura y tu generoso comentario. Saludos cordiales.
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