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domingo, 23 de febrero de 2020

EL REGRESO DE MAMBRÚ




                                      EL REGRESO DE MAMBRÚ.

     “ Mambrú se fue a la guerra,
        que dolor, que dolor, que pena…”

Mi marido regresó del frente una tarde ventosa de noviembre. Apareció de repente, como un fantasma. Nadie me avisó de su vuelta. Hacía siete meses que se había ido. En todo este tiempo no tuve noticias suyas.
Regresaba con un pequeño macuto al hombro, una medalla de San Cristóbal en el pecho y varias cicatrices. Regresaba con los pulmones tocados y una bala alojada cerca de la columna. Regresaba con la mente confusa y el alma desollada. Regresaba porque lo habían licenciado, declarándolo inútil para el ejército. 
Esto lo supe bastante después.  Para entonces, ya había caído la noche. En noviembre, los días son cortos y todo parece muerto.
Y eso me pareció al verlo, un muerto resucitado. Permanecía allí, en el umbral de la puerta, quieto y mudo, la mirada errática esquivando el anhelo asombrado de mis ojos.
No trató de abrazarme, yo tampoco lo hice.  Pensé que si lo tocaba, desaparecería, se esfumaría como el humo entre los dedos.
Cuando habló, lo hizo con una voz extraña, y lo que me dijo aun fue más extraño.
          “Traigo la guerra metida dentro de mi cabeza. Es como un maldito parásito que nunca está quieto y que nunca se calla. Tengo que sacarlo de ahí antes de que me vuelva loco”
Con un brusco ademán, me indicó que me apartara, y penetró en el interior de la casa. Entró hasta la cocina, literalmente, y se puso a revolver dentro de la alacena.
          “¿Qué estás buscando?”
Por toda respuesta, se giró hacia mí blandiendo en su mano derecha un afilado cuchillo.
          "¿Qué vas a hacer con eso, Ramón?”
       "Prepararme algo de comer. Estoy muerto de hambre. Siete meses comiendo ese asqueroso rancho matan a cualquiera…¿Qué creías qué iba a hacer”?
No respondí. Me asaltó una risa incontrolada. Un torrente de carcajadas que alivió la tremenda tensión acumulada, a punto de desbordarse.
          “…Tengo que sacarlo de ahí…”
¿Qué demonios quería que pensara al verlo con el cuchillo, a un palmo escaso de su cabeza…? No era difícil imaginar un macabro desenlace. ¿Acaso vosotros no hubierais pensado lo mismo…?
Partió una hogaza a la mitad, cortó dos gigantescas rebanadas y se preparó un descomunal bocadillo de jamón. Lo despachó en pocos minutos, acompañándolo con una jarra de vino tinto. Lo devoró con rabiosas dentelladas, como la hiena con el león al acecho, y trasegó directamente de la jarra asiéndola con las dos manos. Riachuelos olorosos surcaron su barbilla y alcanzaron su pecho tiñendo de rojo la medalla de San Cristóbal.
Vampiro condecorado: bonito cuadro, pensé.
Al terminar, lanzó un eructo que sonó como el disparo de un cañón. La guerra que tenía en su cabeza trataba de salir por donde podía.
A continuación, se echó de bruces sobre la mesa, y poco después roncaba igual que un bendito.
Durmió durante tres largas horas. Yo me senté y lo observé en silencio, medio sonámbula.
Despertó cerca de medianoche y comenzó a hablar. Habló hasta bien entrada la madrugada, habló hasta vaciar el saco de palabras que se había traído encima.
Habían venido a buscarlo una mañana radiante del mes de abril. Una jornada espléndida para pasear a la orilla del río y comer a la sombra del gran álamo. Pero, ese día, el ejército tenía otros planes para Ramón.
En el Cuartel les entregaron el fusil y el macuto, los metieron en camiones de ganado y los enviaron a primera línea del frente. En cada vehículo se hacinaban unos treinta o cuarenta. Rostros taciturnos y hostiles. Traquetearon varias horas por caminos de carro. Olor a excremento animal, a sudor y a miedo.
Su primera misión consistió en defender una estratégica loma. Cavaron trincheras. Tragaron polvo y masticaron rabia. El enemigo cargó a tumba abierta. Sobre sus cabezas, los aviones eran un enjambre de enormes avispas grises. Sus rugidos te dejaban sordo. Sentías estallar la cabeza. Los terribles aguijones caían y mordían sin cesar.
Murieron muchos y otros quedaron malheridos. Él fue uno de los pocos que lograron salvarse. Terminó con restos de metralla por todo el cuerpo y un tiro en la espalda a medio palmo de la médula.
Vio cabezas cercenadas, miembros arrancados de cuajo, pechos reventados, hombres despanzurrados que trataban de levantarse y resbalaban al pisar sus propias tripas…
          “La guerra está aquí dentro- se apuñaló la frente con los dedos - el parásito, María… —al menos, no había olvidado mi nombre—el maldito parásito que nunca se calla y nunca está quieto…”
No dijo nada más. Se levantó y subió a la habitación. Yo permanecí sentada.
Arriba, sonó un disparo.
Lo encontré tumbado en nuestra cama. Había agarrado la escopeta de caza y se había volado la tapa de los sesos.
Un único pensamiento germinó en mi cerebro como una flor pérfida y venenosa.
          “Ahora, el parásito podrá salir de la cabeza de Ramón”
"a Dios pongo por testigo" de que, justo en ese momento, pude ver como, a través del boquete abierto en su coronilla, emergía zumbando un enjambre de extrañas avispas grises que se fue por la ventana, dejando tras de sí un rastro de humo y un olor intenso a combustible de motor.
                    
                       “Mambrú se fue a la guerra,
                                   no sé cuándo vendrá…
                                   dorremi, dorrefa…"


















63 comentarios:

  1. Paco, de entrada, muy muy bueno. Lo he leído de un tirón. Cuando lo releea con tiempo y calma, vuelvo y te digo Mambrú..., digo Paco.

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    1. Hola, Isabel. Agradezco un montón la rapidez en tu comentario. Me alegro de que te gustara. Es una buena señal. Lo he revisado y he modificado algunas cosas. Bueno, Ya me contarás. Un fuerte abrazo, amiga canaria.

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    2. Relato madrugador el tuyo, está Edición. Lo he visto por encima y, como todos los tuyas, es una historia que promete. Ya lo leo y te comento.

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  2. Hola, Paco. Impresionante! Me ha encantado. Un relato genial. El tono, la forma, el dolor tan palpable del protagonista... Un final magnífico, también. Fantástico. Muchas felicidades.

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    1. Celebro que te gustara, Marta, muchas gracias por tu elogioso comentario. Me satisfacen mucho todos los adjetivos que le dedicas a mi relato. Desde que lo leíste hice algunas modificaciones. Puedes releerlo si te parece.
      Ya he visto el tuyo. Tiene muy buena pinta. Lo leo con calma y te comento. Un abrazo.

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    2. Acabo de releerlo. Es realmente bueno, Paco. Cuidadísimo y muy bien tramado para llegar a ese final casi de realismo mágico con que concluye la historia. Me gusta muchísimo. Felicidades.

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  3. Un relato dramático como la guerra misma. A todos los que, por desgracia, han pasado por ersa experiencia, aunque no hayan sucumbido a la desesperación o a la locura, les ha quedadp de por vida una cicatriz imborrable.
    Muy buen relato. Solo le encuentro una pega: que su título se parece demasiado al relato que estoy empezando a escribir, je,je,
    Saludos.

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    1. Desde luego que la guerra marca para siempre a quién la sufre, esa era la idea central de mi relato, como bien señalas.
      Me alegro de que te gustara. Muchas gracias por tu comentario. Por el título no hay problema: Mambrú es un personaje universal.
      Un abrazo, Josep.

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  4. Muy bien llevado este relato, Paco, con una narración sobria y de alta calidad literaria. Rescatando el mito de Mambrú has creado un relato donde se muestra el horror de la guerra en su mayor crudeza, que se incrusta en el interior de Ramón y no lo deja ya vivir. A destacar la parte del ataque bélico, que me recuerda a la escena inicial de la película "Salvar al soldado Ryan".
    Durante la lectura he llegado a pensar si el personaje ya estaría en realidad muerto, esa aparición fantasmal, los diálogos entrecomillados y en cursiva, el final trágico con trazos de surrealismo. Otro punto a destacar es el trato frío e indiferente que mantiene la pareja, como si tras la guerra no quedasen más que sombras y el sentimiento hubiese desaparecido de ambos corazones.
    En definitiva un relato con aspiraciones al pódium de ganadores, como siempre. Mucha suerte y un abrazo.

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    1. Bueno, Jorge,siempre supone una satisfacción leer tus minuciosos comentarios. Deberías reunirlos en una Antología.
      No he visto la película de Ryan. La versión española sería, entonces, "Salvar al soldado Ramón", incluso suena parecido, aunque por pura casualidad.
      Me gusta lo que dices de Mambrú, nunca se me había ocurrido llamarlo mito, aunque eso es lo que es, supongo porque de niño lo veía como un personaje real, y, desde entonces, la verdad es que tampoco he pensado mucho en él, hasta ahora que me vino de perlas para el título de la historia, porque, al final, Mambrú representa a todos aquellos soldados que se fueron a la guerra y no volvieron o, como Ramón, lo hicieron en un lamentable estado.
      Esa relación entre la pareja puede ser porque después de tanto tiempo sin noticias, María ya no contaba con volver a verlo con vida y no acaba de creerse que haya vuelto, y en cuanto a Ramón, no está el hombre para muchos arrumacos.
      Muchas gracias por tus palabras. Un abrazo, Jorge.

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  5. Hola Paco! Soy Beri. Te soy sincero si te digo que compitiendo con relatos como el tuyo no tengo nada que hacer. Pero, bueno, como se suele decir: lo importante es participar (jeje). Tus relatos tienen muchísima calidad literaria, reservada a escritores profesionales (y de los buenos). Ya por "temporada de caza" te di la máxima valoración. Ese relato no desentonaría nada en una antología de relatos de Miguel Delibes en torno a la temática cinegética. Lo pienso de verdad.
    El realismo que rezuma este nuevo relato que nos regalas me ha sobrecogido el alma, haciéndome vislumbrar los horrores mismos de la guerra y el embrutecimiento subsiguiente de quienes la padecen. Esto último explicaría (creo) el extraño desapego que demuestra la pareja protagonista. El tono general del cuento está muy logrado, con un final impresionante (yo diría que insuperable) con esos aviones de guerra que escapan del cráneo horadado del desafortunado suicida. Muchas felicidades y no te deseo suerte porque con tu indudable talento no la necesitas. Un abrazo!!!

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    1. Hola, Beri. Comentarios como el tuyo animan a seguir escribiendo y son de los que apetece releer cuando la moral está baja.
      Muy agradecido por esos votos a mi jabato. No estaría mal aparecer en una Antología con Delibes, quien más y mejor ha escrito sobre la caza.
      Celebro que te gustara este relato. Creo que captado muy bien la esencia del mismo, el horror de la guerra y el extraño comportamiento de la pareja. Me satisface mucho lo que dices del final, siento predilección por los finales más o menos impactantes.
      Nada, lo dicho, si algún día publico el relato ya incluyo tu comentario como reclamo.
      Muchas gracias por tus deseos y vaticinios. Nos seguimos leyendo y comentando. Un abrazo, Beri.

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  6. Buenas, Paco.

    Solo con el título ya me ha enganchado. Pobre hombre y vaya final más trágico que le has dado. Lo de las avispas gigantes ha sido un giro muy curioso.

    Un saludo.

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    1. Creo que el título y el final son primordiales en un relato. Celebro que el mío haya conseguido su objetivo. En el estado en que regresó estaba abocado a un final trágico. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Irene

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  7. Hola Paco
    Un relato muy duro y con un final algo extraño pero interesante.
    Echo en falta un poco de "sentimiento" entre la pareja pero puede ser si uno de ellos es un hombre que casi ha perdido la razón.

    Enhorabuena y suerte

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    1. Sí, ciertamente el final es algo extraño, me gusta terminar con finales impactantes. La falta de sentimiento puede explicarse, en efecto, por el lamentable estado en que regresa Ramón y la sorpresa de María que no se acaba de creer que su marido haya vuelto. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Paola.

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  8. Disculpa, Paco, pero te dejé otro comentario esta misma mañana a eso de las 11 y cuarto más o menos y he dejado pasar un tiempo prudencial pero ¡ha volado! En fin, supongo que los duendes internautas serán los culpables de este desaguisado.
    Te decía en mi comentario que aludes en su título al famoso soldado de la canción que se popularizó en tiempos de Luis XVI y que más tarde con los Borbones llegó a nuestro país.
    También te contaba que lo has construido metódicamente y con bastante habilidad para transmitir al lector el espantoso drama que llega a traumatizar completamente a este joven soldado, quien a regresar a casa es incapaz de mostrar afecto a su mujer que lo lleva esperando tantos meses.
    Después que el nudo del argumento, en boca de Mambrú, nos explica todas las angustiosas experiencias que le comenta a su mujer.
    Finalmente te comentaba que me ha gustado ese guiño a la novela con una de sus frases más reconocidas y que justamente aparece en su desenlace, de tipo surrealista y muy simbólico.
    No me importa volver a felicitarte por obtener el primer puesto en la anterior convocatoria y en esta también te auguro un buen puesto.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Estrella, la respuesta a tu comentario aparece en el de Mamen. No vi su nombre hasta el final. Disculpa.

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    2. Aparece después del comentario de Mamen, quise decir.

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  9. Paco un buen texto y muy bien llevado de esa cruel guerra que dejó muchos muertos y los que volvían rayaban la locura. Como siempre eres el rey de los escritores en este concurso. Un abrazo.

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    1. Me alegro de que te gustara, Mamen. Desde luego, que la guerra o mataba o dejaba tocado como es el caso de Ramón.
      Muchas gracias por tus elogios, pero de rey nada, el único rey literario que conozco es mi admirado Stephen KING.
      Un abrazo, Mamen.

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  10. Hola, Estrella. El otro comentario aparece en el relato de la caza. Al final, has escrito dos y muy extensos. Muchas gracias por tomarte tantas molestias.
    Te agradezco y encuentro muy interesante lo que me cuentas del amigo Mambrú. No conocía su origen.
    Por lo demás, creo que has captado muy bien la esencia argumental y lo resumes de manera impecable.
    Lo frase Scarlett se me ocurrió al final y creo, como tú, que queda bien en el desenlace.
    Pues, muchas gracias, de nuevo, por tus felicitaciones y los favorables augurios. Me alegro de tenerte como lectora.
    Un abrazo, Estrella.

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  11. Hola de nuevo Paco. Un buen recurso utilizar la voz de la mujer, que cuenta sobre el despojo de marido que le devolvió la guerra.
    La canción de Mambrú que cantaba de chica sin profundizar en su letra, actúa no solo como un mantra sino como un engranaje para separar las distintas escenas del relato.
    Me gustó la serie de “regresaba…”, dota de fuerza y dolor al regreso.
    Visualidad en la escena del bocadillo y los regueros de vino tiñéndola medalla. Quizás me sobraría la comparación de la hiena y el león al acecho. La imagen tiene mucha fuerza pro sí misma, a mi humilde parecer no se necesita.
    La descripción del eructo y su analogía es genial. Y el golpearse la frente, frontera de los pensamientos oscuros.
    La compañera Paola comenta que echa de menos un poco de sentimiento entre la pareja. El miedo y la pena también es un sentimiento. A mí me parece que está perfectamente narrado el traumatismo, el dolor, lo quebradizo del ser humano.
    Y como remate, una pincelada de realismo mágico.
    Paco, te felicito. Un trabajo de diez y medio.

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    1. Te digo lo mismo que a Jorge, Isabel: deberías publicar una Antología con tus exhaustivos comentarios. Celebro que te haya gustado, es buena señal.
      Lo de Mambrú se me ocurrió al final, creo que es un título con gancho y que recoge bien la idea del relato.
      En efecto, traté de hacer esa escena lo más visual posible para subrayar el embrutecimiento de Ramón, su deshumanización, de ahí la comparación con la hiena. Aunque, es cierto que si la quito la escena no pierde fuerza.
      Me agrada que hables del "realismo mágico", es una expresión que siempre me ha gustado y de vez cuando lo uso en mis relatos, fusionando fantasía y realidad.
      Muchas gracias por tus palabras, Isabel. Un fuerte abrazo.

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  12. Hola Paco,
    Tus relatos dan envidia. Tendría que decir "sana envidia" para justificarme un poco, pero la verdad es que me dan lisa y llana envidia. Escribes estupendamente y mantienes un ritmo y una tensión extraordinarios. En tantas guerras, cuántos Ramones habrá habido, me pregunto. Realmente extraordinario. Brindo por muchos tinteros más para tus relatos. Un saludo

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    1. Pues, nada, Juana, me satisface causarte envidia, lo considero un logro importante. Siempre es agradable recibir elogios así expresados.
      El ritmo y la tensión y narrativa son claves para enganchar al lector o lectora y mantener su interés hasta el final. Celebro haberlo logrado en tu caso, objetivo más que cumplido.
      Efectivamente, mi Ramón representa un poco, o un mucho, a todos aquellos que regresaron de la guerra con graves secuelas físicas y, sobre todo, psíquicas, y nunca volvieron a ser los mismos.
      Muchas gracias por tu sabroso comentario y por ese brindis final. Un abrazo, Juana.

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  13. ¡Qué maravilla, Paco! ¡Qué historia terrible, y tan habitual en tiempos de guerra!¡Qué excelente manejo del relato, con ese final tan fuerte! Excelente. Un saludo.

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    1. Celebro que mi relato te haya "maravillado", Beba, a poco más se puede aspirar cuando uno escribe. Ciertamente, es una historia que se ha repetido muchas veces en tiempos de guerra. Me gusta rematar con un final potente, para dejar buen sabor de boca. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Beba.

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  14. Este relato me hizo viajar en el tiempo de niña, cuando en recreos se jugaba la guerra con cantos. Una narrativa dura y cruel realidad de lo que vive un hombre que llevan a la guerra y ve cada atrocidad.Yo no viví Tiempos de guerra, pero si he vivido revoluciones internas,no es fácil para nuestra memoria ver crueldad, crímenes y que no te dejen ese aguijón en tu cerebro perturbando tú paz,ya después de eso,me imagino que no puedes vivir con esos recuerdos.Felicidades y gracias por todo el aprendizaje que deja en sus relatos.

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    1. Me satisface como escritor hacer que mis lectores/as viajen con la imaginación, por eso trato de hacer el relato lo más visual posible. En efecto, por muy fuerte que seas mentalmente es difícil que la guerra no te deje secuelas permanentes como ocurrió con Ramón. Muchas gracias con tu comentario. Un abrazo, Raquel.

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  15. Las secuelas de los supervivientes no sólo son físicas sino mentales. Y casi que estas segundas son las peores; las pesadillas y los malos sueños. La guerra deja traumas difíciles de resolver con terapia. La muerte se lo lleva todo y ese parece ser el último pensamiento de tu protagonista.
    Me ha gustado. Un abrazo.

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    1. En efecto, las secuelas mentales suelen ser peores que las físicas porque a veces son permanentes y no descansas ni de día ni de noche. La verdad es que Ramón traía un pensamiento obsesivo y no descansó hasta sacarlo de su cabeza. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Francisco.

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  16. El tema de la guerra, por sus graves consecuencias es el que más impresiona en esta serie del concurso. Obviamente el tuyo también.
    Intentaré que la subjetividad no me juegue una mala pasada a la hora de elegir, ya que se le coge cariño a tu personaje. Sin valerte de elementos rebuscados, has creado una buena historia con el padecimiento del protagonista: doble puntuación.
    Un abrazo fuerte y muchísimas FELICIDADES por ese Tintero tan grande que te has ganado.

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    1. Bueno, a Ramón es fácil cogerle cariño porque su estado despierta compasión, y seguramente todos hemos conocido o hemos oído hablar de familiares, amigos o vecinos que se encontraron en situaciones parecidas después de volver de la guerra. A la hora de valorar es difícil evitar la subjetividad, eso es natural, es un elemento más de juicio, a veces determinante.
      Ciertamente, no necesité "elementos rebuscados" sólo crear el personaje y echarlo a rodar, lo demás vino sólo, Ramón y María me fueron guiando y yo me dejé llevar.
      Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Carla.

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  17. Una historia que bien puede representar miles de historias parecidas, con finales diversos.
    Me gusta como trasmites la dureza de las sensaciones de un soldado a la fuerza. Un final dramático,como la vida de un soldado desahuciado por las heridas, también las de su mente.
    Felicidades el premio. Un placer leerte.

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    1. Seguro que muchos soldados y mujeres de soldados se identificarían con los personajes de Ramón y María. La inmensa mayoría de los soldados eran reclutados a la fuerza, arrancados de sus hogares y llevados al matadero. Los que sobrevivían lo hacían con graves secuelas físicas y psíquicas, y algunos, como Ramón, nunca lograban superarlas. Muchas gracias por tus felicitaciones y comentario en general. Un abrazo, Carmen.

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  18. Una historia dura con tintes de peliculas bélicas de Spilberg y novela de suspense e intriga de Stephen King.
    La tensión se masca desde el comienzo, pero luego, con el mismo mascar (valga la redundancia) de ese bocadillo todo se desvanece. Parece que la cosa está resuelta hasta que das ese giro tan duro que, con un respingo (real, que te digo que yo lo he dado de verdad), nos devuelves a la realidad. Es de destacar ese parte de la guerra metida en su cabeza, la manera que la has mostrado primero en la desorientación que muestra Ramón y luego en la metáfora hecha realidad que también comparte con su mujer una vez se abre la cabeza (eso también muy de King). Todo llevado con un ritmo constante y narración precisa, intercalando diálogos (me gustó que los pusieras entre comillado, dando así un toque más visual a su aparente locura o desoriente) que empastan a la perfección con la historia.
    Muy buen, genial, relato. Me gustó muchísimo. Mucha suerte en el concurso y un abrazo.

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    1. Me encanta que menciones a ese par de genios del cine y la literatura. Me satisface especialmente en el caso de Stephend King, mi escritor favorito, y del cual, a veces, trato de imitar su estilo en lo que se refiere a mezclar elementos reales y fantásticos difuminando el límite entre ficción y realidad. Ahí encajaría la última escena que cierra el relato, como muy bien señalas.
      La historia se me ocurrió a partir de esa frase que pronuncia Ramón, "traigo la guerra metida en mi cabeza". Ahí brotó el manantial del argumento que después fluyó con naturalidad, cobró fuerza y desembocó en ese traumático final.
      En efecto, lo de los diálogos entrecomillados y en cursiva era para producir el efecto de que lo que está ocurriendo no es normal y además porque lo cuenta María como algo ya pasado, aunque reciente en su mente.
      Muchas gracias por tu extenso y elogioso comentario. Un abrazo, Pepe.

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  19. Las trágicas consecuencias de una guerra de la que aún no hemos aprendido nada. No creo que haya nada peor que una guerra civil, aquella en la que los mandamases de despacho enfrentan a hermanos, primos o amigos por un puñado de tierra que conquistar, provocando cicatrices que nunca curarán.
    Un buen relato Paco, al que auguro lo mejor. Un abrazo enorme.

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  20. En efecto, Bruno, creo que has dado en la diana: los que organizan las guerras se quedan a cubierto y envían a otros al matadero por un trozo de tierra. Pocas cosas habrá más terriblemente absurdas que una guerra civil, es como si los habitantes de una casa se mataran entre sí para ver quién se queda las mejores habitaciones. Muchas gracias por tus vaticinios. Un abrazo, Bruno.

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  21. Saludos Paco, que duro relato,muy bien narrado. Un desenlace de un tirón e inesperado, pero que suele ser algo que ocurre muy comúnmente como resultado de los estragos de la guerra. Éxitos y bendiciones!

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    1. Me gusta terminar con un desenlace que sorprenda al lector, así que, objetivo logrado. Un relato sobre la guerra tiene que ser duro, necesariamente. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Mery.

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  22. Hola compañero, últimamente ha estado muy presente en mi vida la guerra civil española y en particular, la costa de Andalucia, Granada, con esa desbandá de personas que huían por la carretera desde Málaga a Almería y el reguero de muertos que se iba quedando atrás, la mayoría de civiles. Qué injusta crueldad. Un poder impuesto con la sangre de tantas criaturas. Tu relato no está nada alejado de esa realidad, esa locura de la guerra donde los que vuelven llegan heridos en el alma, y nunca cicatrizaran esas heridad, o como tu personaje que no llega a quitarse ese "ruido" de la cabeza y ya en casa es cuando decide acabar definitivamente con él. Esa cancioncilla la recuerdo de niña, la cantaba con la inocencia de no saber que cantas en realidad, que aquellos ocurrió de verdad. Una historia que se te agarra a las entrañas. Un abrazo

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    1. Me gusta eso que dices de que se te agarra a las entrañas. Me parece un buen resumen del relato. El soldado que regresa lo hace tocado. Las heridas del cuerpo pueden terminar curando, las del alma suelen perdurar.
      Ese ruido que tú dices dio origen a la historia, con la frase de la guerra metida en su cabeza. A partir de ahí, la historia fluyó con naturalidad.
      Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Eme.

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  23. Un trágico final para una situación demoledora. Los estragos de una guerra son infinitos.
    Bien contada la historia Paco.
    Un saludo
    Puri

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    1. Las guerras son terrenos abonados para los finales trágicos y, efectivamente, sus estragos son infinitos.
      Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Puri.

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  24. Me quito yo también el sombrero, Paco, al igual que todos los que te han felicitado. Me ha encantado la visibilidad de algunas escenas que cobran tanta fuerza que nos sentimos espectadores en la cocina o en las trincheras. El final me ha sorprendido muy positivamente. El mantra de querer sacarse la guerra de la cabeza tiene un desenlace surrealista muy bien logrado. He disfrutado la lectura y tomo buena nota de tu estilo impecable.
    Un saludo compañero

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  25. Siempre trato de hacer los relatos lo más visuales posible, si el argumento lo demanda, y me gusta finalizar con un desenlace que sorprenda al lector o lectora. Me satisface haberlo conseguido en tu caso, convirtiéndote en espectadora privilegiada.
    " La guerra metida en la cabeza" de Ramón fue la idea que generó el relato, como un chispazo.
    Celebro que disfrutaras con la historia.
    Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo, Araceli.

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  26. Alucino con el final (y con todo el relato, claro). La imagen del enjambre de avispas grises surgiendo del agujero dejado tras el disparo es alucinante (¡qué imaginación!). El regreso de Ramón del frente no trae la alegría esperada al hogar. Es otro hombre, con ese martilleo constante en su cabeza, la guerra incrustada como un parásito que libera con el brutal disparo final. Como siempre una narración envidiable con detalladas descripciones que nos hacen visualizar las escenas como si de una película se tratase. Genial, Paco. Un abrazo y suerte en el Tintero.

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  27. Celebro que alucinaras, José, es un gran elogio que satisface mis expectativas. Quedé bastante contento con ese final, creo que remata bien el relato.
    Cómo muy bien señalas, la historia se vertebra alrededor de esas dos imágenes: el parásito de la guerra en la cabeza de Ramón y el enjambre de avispas grises.
    Creo que el argumento pedía una narración lo más visual posible. Me alegra que lo comentes, doy por logrado el propósito.
    Muchas gracias por tu estimulante comentario.
    Un abrazo, José.

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  28. Hola Paco, buenas noches.
    ¡Enhorabuena! por tu merecido y estupendo Tintero de Plata.
    Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Estrella. Enhorabuena por tu merecida Mención. Un abrazo.

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  29. Paco, otra vez a tu vera verita vera. ¡Enhorabuena por tu TINTERO DE PLATA colega! Un fuerte abrazote.

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    1. Encantado de estar a la verita tuya, Isabel. Enhorabuena por ese TINTERO DE ORO.
      Un fuerte abrazo.

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  30. Paco, felicidades por ese tintero de plata, ya te dije que me pareció un relato buenísimo. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Pepe, el tuyo también era bueno. Enhorabuena. Un abrazo.

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  31. Hola Paco, felicidades por ese merecido Tintero de Plata, gran trabajo. Cuidate. Un abrazo.

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  32. Muchas gracias, Jorge. Cómo ya te comenté en tu blog, tu relato era bastante bueno para ocupar cualquier lugar en el podium. Estuvimos ahí, en un puñado de puntos.
    Cuidate tú también.
    Un fuerte abrazo.

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  33. Otro para la colección. Enhorabuena, Paco, como te dije, un relato alucinante. (¿ya te caben todos los premios? igual tienes que hacerte un blog para colgar los diplomas... Un abrazo

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    1. Muchas gracias, José. Bueno, tú también tienes unos cuantos. Enhorabuena por esa Mención. Tu relato era muy bueno, creí que quedarías más arriba.
      Un fuerte abrazo, amigo.

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  34. me ha encantado la entrada y la cancion tambien la cantaba cuando era pequeña y adoraba el piano de la musica

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    1. Esa canción es todo un clásico, muchas generaciones la cantaron. Muchas gracias por tu comentario. Un abrazo.

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